Este extraordinario pequeño bar, con sus viejos barriles y su densa y afrutada aroma a levadura, es el bar más icónico de Málaga con diferencia. Fundado en 1840 por un destacado enólogo y bodeguero, Don José de Guardia, incluso recibió un sello real de la Reina Isabel II para proveer vinos. El Sr. Guardia cedió el control del bar en 1865, pero todos los propietarios posteriores han respetado el nombre original y de hecho han mantenido su carácter y función original en las actuales instalaciones que fueron ocupadas en 1900, debido a los extensos trabajos en el área del mercado de las Atarazanas. Desde entonces ha permanecido exactamente igual, y es un placer bajar a esta larga sala y ver los barriles alineados, observar cómo los camareros apuntan tu cuenta sobre la barra al estilo antiguo y beber en pequeños vasos sencillos la amplia variedad de ricos vinos dulces y secos, jereces y vermuts. Hay piquantes y sabrosas tapas disponibles para acompañar estas maravillas alcohólicas. Es un lugar sincero, como lo dicta la tradición centenaria de estar de pie en una larga barra y hablar con amigos, que a pesar de la multitud de turistas que lo visitan, sigue siendo muy apreciado por los lugareños. Es el bar quintessential de Málaga que no hay que perderse. Abierto de diez de la mañana a diez de la noche.

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